Por
el trabajo de mis padres, me toca informarme de algunos temas y en esta
oportunidad me llamó la atención la situación por resolver que existe en el
distrito de San Miguelito, provincia de Panamá, en cuanto a la orientación
familiar para disminuir el embarazo en niñas y adolescentes.
Es
sorprendente observar, como gran parte de la juventud, en su gran mayoría por
falta de educación, comete actos lamentables, que le marcarán para toda la vida.
-¿Actos lamentables? –Si, ya que por falta de que alguien le guíe por el buen
camino o por falta de educación es que muchas jovencitas quedan embarazadas.
En
el área de San Miguelito las cifras de adolescentes embarazadas han ido en
aumento. Para
el 2010, en Panamá se reportaron 609 nacimientos en menores de menos de 15
años, en todo el país, de los que 54 niñas entre 10 y 14 años corresponden a
ese distrito.
En
lo que va del año 2012, se han reportado 59 menores embarazadas en los
diferentes centros de salud de este distrito que ocupa el segundo lugar con
mayor cantidad de población en la provincia de Panamá.
Según
el Fondo de Población de las Naciones Unidas, en América Latina y el Caribe los
embarazos de adolescentes representan el 18% del total de embarazos, la segunda
tasa más alta del mundo después del África Subsahariana.
Esta
situación ha motivado a que parte de la sociedad civil se interese en
contribuir con la discriminación de este problema, apoyando a instituciones
como la Secretaria
Nacional para la niñez, la adolescencia
y la familia (SENIAF), llevando mensajes positivos de prevención y abstinencia.
De tal forma, que las niñas y adolescentes reciban una educación integral a
través de capacitaciones cuyos ejemplos y vivencias de otras adolescentes les
ayude a tomar decisiones que favorezcan su mejor caminar en la vida porque “Una
niña con educación reinvierte en su familia”.
Esto de
educar para prevenir embarazo en niñas y jóvenes es tan importante, ya que se
calcula que el costo económico en 65 países de mediano ingreso, por no educar a
las niñas en el mismo nivel que a los niños, llega a la cifra de 92 mil
millones de dólares cada año.
Las
niñas que reciben educación tienen el poder para transformar sus propias vidas
y las vidas de quienes las rodean.
La
meta de este Equipo conformado por personas independientes que residen en
distintos lugares del país, es poder crear en las niñas una conciencia social
para que adquieran habilidades para la vida.
Lesbia
Arrocha, (socióloga), detalla que las cifras de las niñas de 0 a 14 años de
edad (Censo 2010) ascienden a un estimado de 500 mil 306, lo cual representa el
28.9% del total de mujeres y el 14.2% de la población total del país.
Estas
cifras destacadas por la socióloga Arrocha llaman tanto mi atención, al igual
que la frase que le escuche a mi madre, la señora Yessica de
Williams quien dijo al saber de esto: “¡Caramba! No saben limpiarse,
y ya teniendo hijos” me causo gracia, pero es cierto.
Pienso
en todas estas jóvenes que han frenado su futuro por no haber recibido la orientación debida y
producto de ello, han tenido que asumir una responsabilidad que le corresponde
a una persona adulta, con criterio formado.
Ante
esto, me pregunto:
¿Quién
es el padre?
¿Dónde
esta el padre?
¿Cómo
va a mantener a su hijo/a, si no se puede mantener ni a ella misma?
¿Dónde
están los padres?
¿Qué
piensan los padres?
¿El
gobierno va a hacer algo para disminuir estos embarazos?
¿Cómo
sucedió?
Personalmente me costaba creer que
esto ocurriera, pero sé que es una realidad y tenemos que hacer algo para
evitar que este problema siga creciendo, en detrimento de la niñez
panameña.
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